Que momento ese! Hay que estar mas atento que en Once o Constitucion. Bajamos del micro, y con mi hermana primero que nada nos perdimos de nuestros primos. Asi que caminamos solas por varias calles, angostas, con negocios y ferias, parecia un laberinto, sumado a la cantidad de gente que habia. Los vendedores no dejaban de mirarnos y ofrecernos lo que vendian. Es imposible comprar tranquilo.
Los vendedores se te vienen encima, te agarran del brazo y te llevan dentro del negocio, son mentirosos y el regateo es peor que en cualquier lugar donde haya estado.
Recuerdo en una de las excursiones, dias anteriores en el templo de Horus, cuando ibamos caminando apuradas para no perder el micro, un vendedor me puso un sombrero en la cabeza, yo me rei y se lo di, y el insistio, luego un poco enojada se lo tire encima, me grito, tacaña rubia catalana, con mi hermana nos miramos y nos reimos. Quedo como una de las anecdotas vividas con los odiosos vendedores de Egipto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario